Mike Fort, un inconformista, doer auténtico con la enorme capacidad de dejar una huella imborrable con quienes tienen la suerte de poder estar cerca de él.
Sensible, perseverante y con una capacidad para escuchar desde el corazón para hacer de su podcast una casa digital preciosa.
En el post de hoy tenéis a Mike, su pensamiento y esencia, disfrutad del post que traer al “El diván”, disfrutad de su generosidad para generar un magnífico post que te impulsará e inspirará.
Y desde aquí te recomiendo su newsletter:
Para conocer más a Mike, su linkedin: https://www.linkedin.com/in/mafortperera/
- y su podcast:
Mike, gracias, gracias de corazón por tu post, tiempo y cariño siempre, abrazo enorme.
Y ahora el post de Mike.
Vivimos en un mundo que idealiza el resultado. El éxito rápido, el camino perfecto, el acierto a la primera. Pero lo que de verdad transforma, lo que nos moldea por dentro, es el hacer.
Hacer, aunque duela.
Hacer, aunque no salga perfecto.
Hacer, aunque no tengas del todo claro cuál es el siguiente paso.
Porque solo haciendo es cuando aprendes. Cuando tropiezas y entiendes por qué te caíste. Cuando descubres que lo que deseabas ayer ya no es lo que te mueve hoy. Y está bien. Cambiar también es avanzar.
En Al Borde del Burnout lo he repetido muchas veces:
“No necesitas tener todas las respuestas para empezar. Necesitas moverte, observar, sentir, y decidir sobre la marcha.”
La acción, por imperfecta que sea, te transforma. Cada vez que te lanzas —con dudas, con miedo, con poco tiempo o demasiadas inseguridades— estás demostrando algo profundamente valiente: que estás dispuesto a vivir. A aprender en el barro. A redibujar tus planes. A fallar, y aún así, seguir caminando.
Nos exigen claridad, planes de cinco años, caminos sin baches. Pero la vida real no va de eso. Va de caminar, paso a paso, con las manos sucias de tocar la tierra. De tomar decisiones a medio cocinar y tener la valentía de corregirlas. De soltar lo que no eres y acercarte —aunque sea un poco— a lo que sí eres.
Y en ese camino, hay algo que debe permanecer intacto: tu esencia. Tu ética. Esa brújula que te recuerda quién eres cuando todo lo de fuera hace ruido. A veces te entenderán. Otras veces no. Pero tú sabes por qué haces lo que haces. Y eso basta.
En
lo dejé claro:“No me interesa tener una marca personal perfecta. Me interesa tener una vida que me haga sentido.”
Y ese sentido ha cambiado desde que soy padre.
Hoy hago muchas cosas que antes también hacía. Pero las hago distinto. Con otra profundidad.
Sigo creando, emprendiendo, empujando proyectos… pero ahora no solo por mí.
Lo sigo haciendo para sentirme libre, útil, en paz con quien soy. Pero también con mentalidad de legado.
Quiero que mis hijos crezcan viendo que se puede vivir con propósito sin perderse por el camino. Que equivocarse no es fracasar. Que cambiar de idea no es rendirse. Que se puede vivir con otros, amar, compartir, y aún así no dejar de ser tú.
Hacer también es una forma de enseñar sin dar lecciones. Es dejar una huella sin tener que gritar. Es mostrar, con actos, que la vida no se mide en éxitos medibles, sino en coherencia, en pequeñas decisiones cotidianas que hablan de quién eres.
Y no siempre lo verán. No siempre lo entenderán. Pero en esa constancia silenciosa también hay valor. Cada pequeño NO, cada momento de silencio, cada límite saludable… es una victoria silenciosa contra el burnout.
Porque al final de todo, lo que de verdad nos salva no es haber tenido razón, ni haber llegado más lejos que nadie.
Lo que nos salva es haber vivido siendo nosotros.
Sin máscaras. Sin manual. Con la esencia intacta.
Y eso solo se logra haciendo.
Aunque te equivoques.
Una y otra vez.
Pero cada vez, un paso más cerca de ti.
Gracias, Nieves, por abrirme las puertas de tu casa y dejarme escribir estas líneas desde la mía. Porque si hay alguien que encarna el hacer desde el cuidado, desde la escucha, desde el buen hacer —y no desde la ambición desmedida o la urgencia vacía—, esa eres tú.
Es un privilegio compartir palabras en un lugar donde cada frase se siente como un abrazo y donde la coherencia pesa más que el ruido.
Gracias por recordarnos que se puede construir sin prisa, sin postureo y con propósito.
Ay, el hacer. Esa forma imperfecta pero honesta de avanzar.
— Mike.
Foto de Roberto Lee Cortes: https://www.pexels.com/es-es/foto/arena-desierto-amarillo-navegacion-17379383/
Allí está la clave: una vida que nos haga sentido 🫶